Operación Millet

El pasado sábado 16 de enero fue una jornada muy emocionante. Aquella noche celebramos el 4º aniversario de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y los Desahucios de Asturies (PAHD) y lo hicimos en la sala Acapulco de Xixón, cantando canciones, compartiendo realidades que si no se comparten resultan insoportablemente dolorosas, gritando que sí se puede, comiendo tarta y bebiendo cerveza. Festejando y luchando. Escuchamos a compas víctimas de la usura criminal de la banca y a otras realojadas en el edificio recuperado por la Obra Social de la PAH en Asturies. Nuestra Obra Social es apenas una recién nacida, es pequeña pero contiene multitudes, nos contiene a todas y ha venido al mundo para arrancar de las garras de la SAREB aquello que nos pertenece. Eso también lo celebramos. Miguel Ángel García condujo la gala, algo menos ampulosa que la de los Goya. No había photocall ni vestíamos modelos de Óscar de la Renta, pero nuestras ropas eran mucho más valiosas: camisetas de STOP DESAHUCIOS y de la Obra Social, combinando verde botella de sidra con negro, fue lo que más se llevó este año. Miguel informaba entre actuación y actuación del trabajo de la PAHD. Hoy se ocupan de cerca de 200 casos solo en Xixón. 400 posibles desahucios parados. Menos desahucios en puerta, pero más encubiertos o silenciosos, de esos que no contabilizan aunque dejan a familias con deudas de por vida. Donde los bancos se aprovechan de la vergüenza de la gente ante una ejecución hipotecaria y en ocasiones consiguen evitar a la Plataforma para hacer que personas angustiadas firmen unas condiciones aberrantes. ¿Suena dramático? Lo es. Pero para algunos, solo un juego. Un juego en un casino en el que las fichas son las vidas de la gente. Pero ojo, que en este casino la banca no siempre gana.

En torno a la una de la mañana terminamos la fiesta. Había sido un día muy intenso y yo me fui directamente a casa, agotado y emocionado. Tuve la mala idea de tirarme en el sofá y encender la tele: daban La Sexta Noche. No pasaron ni cinco minutos y en la tertulia sale a colación el tema de la vivienda. Hablan tres periodistas serios; dos directores de periódicos de gran difusión y uno vinculado al Grupo PRISA. Y uno tras otro van soltando perlas: “En la Comunidad de Madrid ya no hay desahucios, y en el resto de España prácticamente tampoco”; “No, en España ya no se desahucia”; “Es cierto, se ha conseguido acabar con los desahucios”. Son tajantes, se quedan tan anchos y nadie les replica en el plató. Lo que sentí en ese momento responde perfectamente a la definición de rabia.
Uno debería estar ya curado de espanto ante estas cosas, pero después de aquella noche con la PAHD a flor de piel, acabar oyendo cómo tres voces de las que dicen influyentes en un programa de máxima audiencia mienten miserablemente desde su atalaya de mierda sobre un tema que sigue causando tanto sufrimiento, es algo que sencillamente me puso enfermo.

Retrocediendo algunas horas, aquel 16 de enero por la mañana habíamos empezado a darle forma y contenido a la Operación Millet, llamada así por aquello de liarla un poco en el Palau de la Música de Barcelona. Antes de las pruebas de sonido, en la misma sala Acapulco, Laura Meixús y Dani Donkeyboy lo prepararon todo para rodar un vídeo en el que la cantante Fee Reega y servidor hablábamos de la vida, de  maletas repletas de sueños, de dedos en el ojo y de fandangos míticos. El resultado  serviría para dar pie a una acción con las compas de la PAH de Barcelona. Y eso ocurrió pocos días después, el 21 de enero. Consistiría en aprovechar el altavoz que nos iba a proporcionar actuar en un sitio como el Palau para aportar algo de visibilidad al trabajo de la Plataforma, poniendo el foco en la campaña lanzada hace pocos meses interpelando a los partidos que concurrían a las elecciones del 20D para que asumieran unos mínimos. Se trata de Las 5 de la PAH: 1) Dación en pago retroactiva; 2) Alquiler asequible; 3) Stop Desahucios; 4) Vivienda social y 5) Suministros garantizados. Son exigencias básicas para acabar con la pobreza energética y los desahucios y garantizar el derecho a la vivienda. Son las exigencias de la PAH, pero también las de una parte mayoritaria de la sociedad. Así lo recogía la ILP que el Partido Popular boicoteó hace 3 años. Y que Sí Se Puede lo demuestra la ILP catalana traducida en la ley 24/2015, que un día haremos extensible al resto del Estado. Lo que queríamos era llamar la atención sobre esta lucha por los derechos de todas. ¿Trolear a un banco? ¿Burlarnos de una entidad? No señores, esa no era la intención. Y en todo caso, ¿qué importancia tiene todo eso cuando se trata de acabar con el sufrimiento de tantas personas? La intención real, lo que acabaremos consiguiendo, es cambiar la ley. Y miren, hay cosas que tienen maldita la gracia, pero en la PAH hay muchísimo sentido del humor, ese del que adolece la banca aunque tantas veces parezca que se ríe de nosotras. Y sabemos exigir las cosas con alegría y con seriedad a un tiempo, juntas y cantando todas en corro. El 21 de enero en el Palau queríamos hacer algo de ruido y lo conseguimos. Entonces, ¿por qué tanto revuelo, si lo que escenificamos fue una demanda a la que la gran mayoría de la sociedad -y espero que la práctica totalidad del público- es sensible? Bien, se dio la circunstancia de que el vídeo de algo más de un minuto con el que se abría la actuación era una parodia de la campaña de publicidad del principal patrocinador del Festival del Mil.leni. ¿Y eso era necesario?, se preguntarán los señores. Lo era, porque si queríamos que la acción trascendiera y no se quedara en un mero gesto bonito y voluntarioso dentro del concierto, precisábamos de un elemento que generara cierta controversia. Y porque, si bien la reivindicación primaria era la de la lucha sin tregua de la PAH, existía una reivindicación secundaria. ¿Debemos los músicos naturalizar el hecho de que, cada vez con más frecuencia, las giras dependan de grandes empresas privadas, aun cuando conozcamos la mala praxis de alguna de ellas? ¿Tenemos la responsabilidad de ponerle límites al mecenazgo? ¿Existen alternativas a esta tendencia, tal vez a través de mecanismos públicos, de circuitos de salas autogestionadas o de propuestas mixtas? No se trata de acabar con la iniciativa privada -no empiecen a acusarme de bolivariano-, pero sí de evitar que esta sea la única opción a la hora de difundir la música en directo en espacios de aforo medio. Se trata de no permitir que gran parte de la música que llega a nuestras ciudades lo haga determinada por algo tan alejado de esta como es la mercadotecnia empresarial y financiera. Creo que es, como mínimo, un debate pertinente en estos días.

Un músico se enfrenta a numerosas contradicciones y dilemas morales cuando se tiene que manejar en un medio tan frecuentemente hostil como es el mercado. Cada uno decide dónde poner las líneas rojas que considera indigno traspasar. En esta ocasión, meses antes de la celebración del concierto del Palau, cuando supe que el patrocinador principal del festival, el que estaría visible en todas las comunicaciones mediante la técnica del naming (consistente aquí en formar parte del mismo nombre del festival anteponiendo el de tu propia marca) era una entidad bancaria, decidí que esa era hoy una línea roja para mí, y me encontré con dos posibles escenarios: uno en el que sencillamente declinaba actuar, y otro en el que actuaba planteando dentro del concierto una acción de naturaleza política que pudiera tener cierta repercusión mediática y de ese modo se abriera un molusco que permitiera a la vez visibilizar una lucha tan necesaria como prácticamente ignorada por la agenda setting de los grandes medios de comunicación, y también proponer un debate sobre música y patrocinio privado. La disyuntiva era complicada y no lo tuve claro desde el principio; lo consulté con algunas de mis compas y hablé especialmente con nuestro bendito enlace entre la PAHD Asturias y la PAH Barcelona, Aida del Valle, una mujer tan maravillosa como luchadora a la que los medios deberían querer entrevistar cada semana mientras persista el drama de los desahucios en lugar de buscarme a mí después de una polémica. Y tomé la decisión ya conocida, destinando los beneficios netos del concierto a la PAHD. Las críticas que me pudiera acarrear llevar a cabo nuestra Operación Millet no me importaban en absoluto. Sí el hecho de poder ocasionar problemas a Concert Studio, la promotora responsable del Festival del Mil.leni. Martín Pérez, director del festival, es, más allá de un gran promotor, un hombre apasionado con su trabajo y sensible a la situación de emergencia social que se vive en el conjunto del Estado Español. El retraso de 45 minutos en el concierto del pasado jueves no se debió ni mucho menos a un intento de censura, sino a una conversación compleja en la que ambos escuchamos nuestras preocupaciones con respecto a la acción que planteamos aquella noche, y en concreto con respecto al vídeo paródico con el que finalmente se abrió la actuación. Martín es un caballero y un gran profesional, y confío -no entendería que fuera de otra manera, la verdad- en que lo ocurrido la noche del 21 no tendrá ninguna consecuencia en lo que respecta a los contratos de patrocinio del Festival del Mil.leni. Me constan los disgustos y la intranquilidad que se vivieron esos días en las oficinas de Concert Studio, y soy sincero si digo que lo siento mucho. Pero esta semana también hemos logrado que se hable un poco más de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, y si algo siento aún más y en lo más hondo es eso que llamamos entre nosotras amor de PAH, con la labor titánica de su Obra Social, con las decenas de desahucios que paran cada semana, con los que no pueden parar y con los que tendrán que seguir parando mientras persista una situación que debe ser motivo de vergüenza para cualquier país que se pretenda llamar democrático. ¡SÍ SE PUEDE!

10 comentarios en “Operación Millet

  1. ¡Bravo, Nacho! Eres un valiente, tú y tod@s las compas de la PAH, el coro, las mareas… Da gusto leerte y escucharte, porque sí, sí se puede, y porque no, no estamos solos. Felicidades por tu nuevo blog, seguiremos leyendo 😉

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  2. Enhorabuena por el artículo, deberías escribir más. Los blogs tienen la mala costumbre de morirse pronto si esperas que sean tan dinámicos como las redes sociales…pero son una vía inmejorable para desahogarse. Saludos. B

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  3. La única forma ética de participar en un negocio musical patrocinado es esa u otra muy parecida.

    Aunque no se conozcan las malas praxis de una empresa en concreto, el origen del dinero dedicado a patrocinar eventos musicales no puede salir sino de la plusvalía que extraen a sus trabajadores.

    Como precedente cercano, por los 2000, Los Muertos de Cristo hicieron algo parecido en tres grandes festivales veraniegos, uno de ellos en Asturias: aprovecharon para denunciar las irregularidades que el festival cometía contra sus trabajadores.

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  4. Claro que sí Nacho, te animo a que sigas con nuestra lucha, y aunque a veces extrañe ese Indie de letras oscuras que eras, que sepas que admiro a este nuevo guerrero en el que te has convertido, tus discos pasaran a la historia de como fué este pais de verdad, y desde aquí te ofrezco mi apoyo altruista como dibujante y creador audiovisual, por ai alguna vez necesitarais algo. Nos vemos el 25 de mayo en Lucena (Cordoba) hablando un poquito de Folk

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